lunes, 14 de marzo de 2011

Patrona de Vitoria



Si alguna vez pasáis por Vitoria, os dirán que uno de los sitios especialmente emblemáticos de la ciudad es la plaza de la Virgen Blanca. Suele ser, junto con la almendra del Casco Viejo, la ilustración de la ciudad.


Sin embargo, al llegar a la plaza, se verá un gran monumento a la batalla de Vitoria, en la que teóricamente, los alaveses echamos a las tropas de Napoleón de nuestras tierras. Eso si, de la Virgen que da nombre al lugar ni rastro, a no ser que ya nos lo hayan dicho. Subiendo hacia el casco viejo, veremos unas escaleras y una barandilla. Allí, mirando a la ciudad y bendiciéndola se encuentra nuestra Virgen Blanca, protegida por una capa de cristal para que el bandalismo no acabe con ella.


Ella es la protagonista de unas fiestas muy veraniegas que empiezan el cuatro de Agosto y que, aunque no son tan multitudinarias como los San Fermines que os contó Idoia, si que pueden ser tanto o más divertidas.


Todo comienza con la bajada de Celedón, que simboliza al clásico alavés, vestido de blusa, hasta la plaza de la Virgen Blanca. Un muñeco de ésa guisa desciende, ayudado por su paraguas, hasta el suelo donde más tarde aparecerá el auténtico Celedón, al cual cada año hay que ponerle mas guardaespaldas porque la gente que abarrota la plaza hace competiciones para ver quien puede tocarle.

Esa noche también se produce, a partir de las 22:00, la procesión de los faroles, en la que las calles de Vitoria se iluminan, produciendo un efecto mágico. Esto suele mezclarse con los blusas que ya comienzan a salir de sus casas para inundar la ciudad de la alegría acostumbrada.

El segundo día, de madrugada, los más religiosos pueden honrar a nuestra patrona mediante el tradicional Rosario de la Aurora, que también suele pasearse por las calles de Vitoria y en el que participan todas las iglesias de la ciudad. El día cinco es el más religioso, ya que también se le realiza una ofrenda floral a la Vírgen, que suele dejar su imágen adornada con cientos de bonitos ramos.

Las fiestas suelen tener actividades para todos los públicos. Competiciones de frontón para los deportistas, juegos para los niños, teatros y conciertos para todos además de una constante fiesta y animación en las calles. Los tradicionales blusas y neskas, personas pertenecientes a peñas y ataviadas con el traje regional contribuyen a ello con todas sus ganas.

Las fiestas terminan el nueve de agosto, con la subida de Celedón al campanario por la noche. A las tres de la mañana, tras esa despedida de nuestras fiestas, se puede degustar la tradicional "txokolatada", en la que normalmente se le reparte un chocolate con un bizcocho gratuitamente a todo aquel que lo pida.

Espero que despues de tanto detalle, el 4 de agosto hagáis un hueco y vengaís a la fiesta.

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