jueves, 17 de febrero de 2011

San Prudencio, patrón de Álava

Debido a que he estado bastante pachucha, mis aportaciones al blog van con algo de retraso. Pero bueno, más vale tarde que nunca ¿no?


Sin más entretenimiento, os voy a hablar de unas fiestas que personalmente, me gustan mucho. El 27 y el 28 de abril, los alaveses celebramos la fiesta de nuestro patrón, San Prudencio. Si seguís el link, os encontraréis con la historia, vida y milagros de este santo, que Wikipedia seguramente os explicará mejor que yo.


Las fiestas comienzan con la tradicional retreta, que a los niños nos suelen enseñar en todos los colegios a tocar con la flauta. Podemos cantar la canción tanto en euskera como en castellano. Tras esto, comienza la tamborrada, en la que los miembros de las tradicionales sociedades gastronómicas salen a la calle a amenizar o destrozar los oidos de los ciudadanos. Al día siguiente son los niños quienes toman el control de los tambores y repiten el paseo de los adultos, normalmente con mayor fortuna porque no hay alcohol de por medio.


Los más religiosos, el último día tiene lugar la tradicional romería que sube hasta la imagen del santo en Armentia y en la que suelen participar todas las parroquias. En sus campos se suele pasar la mayor parte de las fiestas, en especialmente la gente joven, que suele acudir a comer, tomar el sol o pasar el día, porque tenemos la suerte que durante la festividad suele hacer bastante buen tiempo. Además también se organizan verbenas por parte del Ayuntamiento de Vitoria.


Otra de las tradiciones es la exhibición de deportes tradicionales vascos donde podremos ver a los mejores harrijasotzailes y aizkolaris, que muy probablemente otro día os explicaré más en profundidad qué son y por qué estos deportes milenarios son tan importantes para la cultura vasca. De momento y en resumen, os diré que son levantadores de piedra y campeones en cortar troncos en el menor tiempo posible.


Lo que más llama la atención de nuestro patrón, sin embargo, es el cariño que los alaveses le cogemos desde el principio, porque en las escuelas se nos enseña su historia y su canción. Muchos colegios suben hasta el patrón en su particular romería y comen o desayunan cerca de la arcada que guarda el santo. Nuestro entusiasmo y buen humor suelen hacer de esta fiesta algo más tranquilo pero igualmente emotivo que la de nuestra virgen Blanca, probablemente la más conocida de Vitoria por ser patrona y guardiana de la ciudad.

No os diré qué contaré en la siguiente entrada, os dejo con la intriga y espero que disfrutéis de ésta y de todas las de mi compañera Idoia. ¡Hasta la próxima!

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